Josh Bernhard y hacia Pioneer One, el ciberespacio capitulado II

A través de Pioneer One, de manera harto paradójica, Josh Bernard revisitó uno de los clásicos más importantes de la ciencia ficción británica que a largo plazo redefinió el esquema de la producción para televisión: The Quatermass Experiment.

Primer título importante producido por la BBC, The Quatermass Experiment fue uno de los hitos que —aunque poco se ha hablado formalmente de ello— se copió y transmutó en una de las referencias indispensables para el tratamiento de historias de ciencia ficción, a propósito de la llegada de vida extraterrestre inteligente capaz de infiltrarse en el modus vivendi humano sin ser percibida.

Por ejemplo, apenas un año después de la adaptación para el cine (The Quatermass Xperiment, Val Guest, 1955) tras el éxito de su transmisión por tv, en Estados Unidos se estrenó La invasión de los muertos vivientes (Invasion of the Body Snatchers, Don Siegel, 1956), tratamiento del que sobrevive la reacción de un grupo de humanos conscientes de la presencia de vida alienígena, excepto porque la narración se enfoca en la reacción de este encuentro en el contexto de un poblado pequeño, mientras en la versión original participa de primera mano el científico titular, Bernard Quatermass.

El argumento narra cómo el doctor Quatermass, tras enviar al espacio la primera nave tripulada por humanos, busca explicación a la pérdida de contacto con el aparato para después recuperarlo pero solo con uno de los tres astronautas que lo abordaron. De hecho, cuando se examina al viajero, presenta cambios en su estructura celular que anuncian una metamorfosis iniciada durante la desaparición de la nave.

Así, en una vena muy similar a la aportación de Nigel Kneale, guionista y creador de la serie, Josh Bernard presenta Pioneer One.

A la vuelta del Siglo XXI

¿Por qué sería paradójica la semejanza entre Pioneer One y Quatermass? Porque el realizador de la primera quizás se vuelva pionero de una forma de producción independiente con la que finalmente se demuestre la efectividad de internet como plataforma de distribución, con reglas, como en su momento fue innovador Kneale al demostrar que el nuevo medio de aquél entonces no era limitación para relatar una buena historia. Además, el parecido de sus narraciones.

Sin demeritar el trabajo de Bernard, mientras buena parte de la ciencia ficción de los años 50 mostró la cara de la paranoia estadounidense —debida en muy buena medida a la cacería de brujas macartista— y casi toda la producción del género se orientó por ella como metáfora del miedo hacia la «amenaza comunista», la inspiración de Kneale pasó al olvido y el desconocimiento masivos.

Pioneer One funciona como un homenaje hacia su trabajo, aunque se actualiza con ideas propias del joven autor, quien además revela una particular maestría para dominar el género con una premisa que ensambla hábilmente preocupaciones del anglosajón contemporáneo.

Durante una noche, desde diferentes puntos en la frontera entre Canadá y Estados Unidos, se avista la presencia de un objeto cuya caída primero es confundida con una estrella fugaz y después un misil arrojado por terroristas, ya que el objeto emite radiación y contamina tanto población como territorio de Edmonton. De inmediato se envían fuerzas especiales supervisadas por agencias gubernamentales para determinar la causa, pero en el lugar del impacto encuentran una cápsula tripulada por un joven quien viste un uniforme espacial de la Unión Soviética, habla ruso y la documentación consigo explica que proviene de una misión para colonizar Marte, donde nació en los años 80.

A partir de ese momento comienza una suerte de carrera contra el tiempo cuyo propósito consiste en determinar la naturaleza del fenómeno que cae en manos de dos agentes de seguridad nacional. Muy a la manera de la dupla Mulder/Scully en Los archivos secretos X, Tom Taylor (James Rich) y Sofie Larson (Alexandra Blatt) primero intentan resolver el enigma, pero nada consiguen hasta que se respaldan en la supervisión del científico Zachary Walzer (Jack Haley), cuya participación se vuelve decisiva para encontrar evidencias ante el silencio del muchacho.

Sin embargo, justo cuando podría confundirse con un refrito de la producción de Fox Television, mirando con cuidado surge una semejanza remota y muy sutil con otra serie de televisión británica: Zafiro y Acero (Sapphire and Steel, 1979), los agentes paranormales encargados de resolver disturbios en tiempo y espacio, dado el carácter de los personajes al igual que la tensión afectiva entre ellos, sin tocar siquiera de lejos el contraste creyente/suspicaz que predominó entre Mulder y Scully. Solo por eso, la dinámica de la narración gana en efectividad, al tiempo que hace un guiño para el aficionado al género.

Expectación a la vuelta de la esquina

Pero lejos de rememorar series originales por falta de creatividad, desde el primer episodio Pioneer One logró algo que se habría considerado casi imposible desde sus días de producción en 2010, hasta el último capítulo producido a la fecha: 3,170,095 descargas.

Ya que la mayoría del material presentado en Vodo.net se encuentra en proceso de producción, salvo si se trata  de una sola exhibición o un largometraje, los títulos dependen por completo del apoyo de los visitantes para recaudar los costos de producción a través de donaciones.

Bien mirado, equivale al costo de la taquilla en una película, una porción de la tarifa por el servicio de televisión en cable o algún servicio de transmisión exclusivo, por ello el apoyo recibido por este título es admirable, aunque de ninguna forma inesperado.

Proyectado como un trabajo en seis entregas de media hora para la primera temporada, cada uno de los episodios que la componen ha logrado mantener al espectador pegado en el borde de sus asientos. No le pide un cabello a una sola de las producciones más costosas de la televisión contemporánea, pese a la austeridad de la producción, que cuando se trata de locaciones, utilería, vestuario y efectos, es increíble la diferencia que pueden hacer en el manejo de recursos, a la vez que cambian y provocan cuestionamientos de fondo en torno a estereotipos y clichés hollywoodenses.

Todavía en el cuarto capítulo, faltan dos entregas, mismas de las que el quinto capítulo ya debe estar próximo a aparecer, con un epílogo en la cuarta emisión donde se refleja el entusiasmo del reparto, al igual que el apoyo recibido por el proyecto en su totalidad.

Ya en esas, ante el posible suspenso de Pioneer One, deténgase a pensar un momento y pregúntese: ¿daría ese dinero que paga a los piratas para promover cine y televisión independientes? Porque en estos momentos se está considerando la posibilidad de transmitir la totalidad de la serie entre los competidores de la televisión tradicional. Imagine lo que pasará cuando cristalice el proyecto Google TV.

Por eso Vodo.net tiene todas sus esperanzas puestas en este proyecto, porque con él habría un cambio definitivo en el mundo de la televisión e internet.

Hasta la próxima.

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